VELOS DE CÁLIZ

De acuerdo con el derecho litúrgico de la Iglesia, el cáliz utilizado durante la Santa Misa debe estar cubierto con un velo. El cáliz y el velo no sólo cumplen una función durante la celebración de la Santa Misa, sino que también nos recuerdan sobre dignidad que a menudo está oculta. Los velos se utilizan principalmente para cubrir el cáliz después del sacramento de la Comunión. Destacan especialmente la importancia de la Sagrada Comunión en la Iglesia Católica. El velo se utiliza para cubrir el cáliz y luego se lleva al altar durante la celebración de la Misa. Suele ser del mismo color que las vestimentas litúrgicas. Como vestimenta litúrgica, probablemente se inició en la Edad Media y pudo haber tenido otros usos. Los velos de cáliz todavía cumplen con su propósito. En primer lugar, así como el Evangelio, la Palabra de Dios escrita, está embellecido con hermosas cubiertas, los vasos que reciben o guardan el cuerpo o la sangre del Señor definitivamente deben estar decorados con un velo. El cáliz es también un símbolo visible de la Eucaristía, y debe estar cubierto durante la primera parte de la Misa, la Liturgia de la Palabra.

VELO DE CÁLIZ

Velos del cáliz nos recuerdan una cortina que separa el Lugar Santísimo y nos dirigen hacia el altar. Un velo de cáliz es una tela que cubre el cáliz. Suele tener forma de cuadrado con lados de aproximadamente 50 cm y está elaborado con el material del que está hecha la casulla, también tienen decoraciones similares y, en particular, un color que coincide con la liturgia de un día determinado. El velo también puede tener el color común blanco, y puede ser de seda o terciopelo. Los velos en particular enfatizan la santidad de Dios. Por lo tanto, los velos de los cálices utilizados en nuestras iglesias enfatizan la necesidad de respeto con el que debemos tratar a Dios y todo lo que su presencia santifica. Este es un recordatorio muy importante que, sin duda alguna, ayuda a nunca tratar al Santo Dios con falta de respeto o indiferencia. Por otro lado, no podemos olvidar que Dios desea que nos acerquemos a Él.